CODEM. Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Madrid

La enfermera Lyudmyla Mykhalchuk es de Ucrania aunque lleva en nuestro país 20 años, por lo que habla un perfecto castellano. Trabaja en el Centro de Atención Integral a Drogodependientes (CAID) de Móstoles, perteneciente al Servicio Madrileño de Salud (SERMAS).

Mykhalchuk hace un breve descanso en su trabajo para atender nuestra llamada telefónica y contarnos cómo se siente ante la terrible guerra en la que se ha visto inmerso su país, Ucrania, desde que el pasado 24 de febrero fuera invadida por Rusia. Notablemente compungida, esta enfermera ucraniana nos cuenta que recibe las noticias de la guerra “con miedo” y “con impotencia por no poder hacer mucho”.

En aquel país se encuentra su madre, sus hermanos, sus sobrinos, “muchos primos”... En definitiva, su familia y muchos seres queridos. Por el momento, sabe que están a salvo, ya que viven en la parte oeste del país. No obstante, es evidente la angustia que siente. “No se plantean por ahora salir. La verdad es que me sentiría mejor si viniesen, por lo menos que pasaran un tiempo aquí, lejos de todo eso. Aunque no sé si es posible ya esconderse del horror...”. Hace una pausa, suspira. “Pero... les llamo todos los días preguntando como están -continúa contando Lyudmyla-. Les digo que a los niños no les pongan las noticias. Nos mantenemos en contacto y, si hablo con ellos por la mañana, pues ya tengo el día”. Una conversación que la tranquiliza durante unas horas.

También en Ucrania tiene compañeras de profesión. Otras enfermeras que, aunque tampoco se encuentran en las zonas bombardeadas, se están preparando ya para esa situación de conflicto. “Están liberando las camas para la llegada de heridos”, le cuentan. Una guerra que ha hecho que se dejen de atender graves problemas sanitarios como las enfermedades cardiovasculares y las oncológicas, entre otras. También ha quedado apartado el COVID-19.

Regresar a Ucrania para poder ayudar a sus compatriotas es una posibilidad que Lyudmyla Mykhalchuk ha llegado a plantearse, pero no es fácil llevarla a cabo. “En eso piensan mucho mis paisanos y paisanas, pero supondría pedir una excedencia por eso, poder perder el trabajo... Todos tenemos aquí familias, hijos... Si eso va a seguir, muchos irían”, asegura.

¿Cómo se puede ayudar?

Esta colegiada está colaborando para recoger material, alimentos y medicamentos para su país. “Recogemos ayudas en parroquias y asociaciones de ucranianos. Ahora hay un punto de recogida en el Hospital Enfermera Isabel Zendal que lleva ayuda centralizada a través de la embajada”. Aunque Lyudmyla siente que su colaboración es insuficiente y se lamenta de que “es poco” lo que puede hacer.

Nos ofrece toda la información sobre este punto de recogida de ayuda humanitaria para Ucrania:

El centro estará abierto a partir del 4/03/2022 de 9:00 a 21:00 horas todos los días.

Para hacer la entrega, es necesario enviar al número de whatsapp 615283581 la siguiente información:

• La matrícula de vehículo.

• Información de dónde proviene la ayuda.

• El contenido de la misma.

• Cantidad.

• Contacto de la persona que realiza la entrega.

Todos los datos serán ingresados en la base de datos de la Embajada de Ucrania en Madrid. Y todas las ayudas que llegarán a este centro deben de ser:

• Envasadas y clasificadas en grupos (no mezclar pasta con conservas por ejemplo) en cajas de cartón.

• Las cajas deben de ser numeradas y nombradas.

• Los medicamentos deben estar clasificados por grupos de uso médico en cajas de cartón. Cajas tienen que estar nombradas y empaquetadas.

“Sin el cumplimiento de los requisitos de datos no se aceptará ayuda recogida”, aseguran los organizadores.

Asimismo, Lyudmyla Mykhalchuk nos informa de que la app 'Ucranianosenmadrid' también está organizando ayudas para Ucrania. http://app.ucranianosenmadrid.com/

Para finalizar la entrevista, esta enfermera ucraniana en Madrid quiere lanzar un mensaje. “Me gustaría decir que se pare esta locura. No necesitamos guerras. Nadie quiere... por favor, parar esto”. La emoción no le deja pronunciar más palabras. Pero el mensaje es claro y no hace falta un gran discurso para entenderlo. Es un contundente NO A LA GUERRA.