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12 abr 2021
La doctora y colegiada madrileña Carmen Ferrer Arnedo, una de las 100 enfermeras más influyentes del mundo, apuesta por la proactividad y la competencia para alcanzar puestos de liderazgo y gestión.
La organización 'Women in Global Health', aprovechando el Año Internacional de la Enfermera y la Matrona, confeccionaba una lista con las 100 enfermeras más influyentes del mundo y la Dra. Carmen Ferrer Arnedo, colegiada madrileña, era una de esas profesionales. Destacaban sus esfuerzos por promover una mayor visibilidad de la profesión, ejercer el liderazgo y fomentar el autocuidado (entre otras cosas).
- La primera pregunta parece obvia aunque no por ello debemos dejarla pasar por alto: ¿Qué se te pasó por la cabeza cuando te enteraste de ello? ¿Qué sentiste?
Bueno, primero David, gracias por pensar en mí para esta entrevista. ¿Qué sentí al leer la noticia? Lo cierto es que sentí una gran sorpresa, no sabía muy bien y todavía no sé porqué alguien se había fijado en mí, o en mi trabajo. Y menos todavía que mi trayectoria profesional hubiese influido para que se me considere una de las 100 mejores enfermeras por su influencia.
Claro está, que el que alguien te elija como una de las 100 enfermeras más influyentes del mundo casi da mareo y es un gran honor que nos trae visibilidad.
Pero luego pensé que llevo años trabajando como una enfermera gestora, tanto como directora enfermera en AP, como gerente o como coordinadora científica de la estrategia de la cronicidad y he trabajado porque los ciudadanos reconozcan su derecho a tener a su enfermera, que sean capaces de reconocer lo que reciben de su enfermera, el valor de los servicios que prestamos y que lideramos transformando el sistema siendo a la vez garantes de los ciudadanos y trabajando para que se palpe el compromiso de las enfermeras y enfermeros con las personas y también las organizaciones. Y desde aquí, solo puedo decir bienvenido este reconocimiento y muchas gracias a quien se le ocurrió.
Confesaré que me sorprendió y enseguida recibí felicitaciones de la comunidad de Twitter, de las enfermeras clínicas, de mis colegas, aunque eché de menos la felicitación de algunos representantes de instituciones y de organizaciones para los que debería de ser motivo de orgullo. De todos modos, no reconocer a los tuyos dice mucho de los líderes de esas organizaciones y de las instituciones sobre lo que piensan realmente de las enfermeras como yo.
Pero me quedo con mis colegas que están orgullosos de este reconocimiento compartido y con la llamada de un maravilloso cirujano del Hospital de la Cruz Roja que a las 7,30 de la mañana me llamó como otros días hace y me dijo “que orgulloso estoy de tenerte con nosotros aquí en el hospital”, el me lo dice porque entiende lo que son los equipos que tienen objetivos comunes como nosotros.
- ¿Qué supone para la Enfermería madrileña este nombramiento?Espero que suponga un reconocimiento a uno de sus líderes y por tanto, también un reconocimiento al quehacer diario de las enfermeras y enfermeros madrileñas.
Cuando yo acudo a un evento, o recibo un premio, o un reconocimiento como este, es compartido con los profesionales que han trabajado conmigo en un proyecto, en una formación o en un servicio. Que han creído en aquello que les he pedido o en lo que hemos compartido juntos para poner a los cuidados en el lugar que merecen en el sistema, es decir fuera de su trastienda.
Tres enfermeros han ido al congreso de los diputados a asesorar a la comisión de reconstrucción y una de esas enfermeras, la que no representa un cargo institucional, ni es el líder de un sindicato, esa enfermera que es un líder de las enfermeras clínicas, esta enfermera soy yo, una enfermera de Madrid.
Igualmente, la organización 'Women in Global Health' me elige a mí entre las 100 enfermeras más influyentes del planeta, y yo solo soy una enfermera de Madrid.
Que supone, no lo sé, desde luego hay algo que es verdad, en Madrid tenemos una enfermera al menos es reconocida como líder influyente a nivel nacional e internacional y eso es para todos nosotros.
- Se destacaba también que habías sido la primera enfermera de la historia en convertirse en gerente de un hospital público en Madrid. Eso tiene mucho que ver con conceptos como liderazgo y gestión, que has venido reivindicando históricamente. ¿Por qué crees no hay más casos como el tuyo o como el de otras gerentes (como Guadarrama, por ejemplo)?
Lo primero que me gustaría aclarar es que antes que gerente de un hospital, fui gerente de un Área de Salud, lo gracioso es que yo fui gerente de Fuenlabrada y Leganés y hoy hay quien se cuestiona que una enfermera sea directora de un centro de salud, algo que parece incomprensible a la vista de lo que dice la ley. Y me llama la atención que esto parezca algo normal, pues no lo es y no se entiende, dicho sea de paso, yo he sido gerente, soy enfermera y se puede dirigir sin malos rollos corporativistas, solo desde la competencia gestora.
Pero bueno, lo remarco aquí porque antes fui gerente de un área de AP, y ahí, fui la primera enfermera nombrada gerente. Luego, la viceconsejera me ofreció después ir a Guadarrama a desarrollar un proyecto de innovación como gerente y acepté.
Últimamente, también me he presentado a la plaza de gerente, la del Hospital de Santa Cristina pero no conseguí ese puesto al que me presente por una convocatoria pública.
En este último concurso de provisión de plazas de gerente para varios hospitales, ¿sabes cuantas enfermeras se presentaron para alguno de esos puestos? Una, solo yo.
¿Te contesto qué pasa? ¿Por qué no hay más enfermeras gerentes? No lo sé, pero igual también tiene que ver con esto.
Lo que sí sé es que yo creo que hice una digna defensa de mi proyecto para Santa Cristina, y planteé un proyecto viable, y creo que razonable. Ahora, ¿por qué no me eligieron? Eso se lo tienen que preguntar al SERMAS, no a mí, yo sí me he presentado.
Y creo que las enfermeras deben presentarse si tienen formación, tienen experiencia y si tienen ganas. Cuando no se elijan los proyectos de estas enfermeras, entonces habrá que preguntar a otros los porqués, pero no a los candidatos sino a quien los selecciona.
La gerente de Guadarrama era mi directora enfermera. A mí me cesaron y el director general la eligió a ella, y creo que con buen criterio porque es una persona muy competente.
Igual que sucedió en Guadarrama podría ocurrir en otros centros, aunque creo que la clave está más en ser proactivos, ser competentes y presentarse con valentía, demostrando que estamos dispuestas a ser gerentes, directores generales, o directores asistenciales, no es nuestra responsabilidad que nos elijan, nuestra responsabilidad es presentarnos, plantear proyectos y alguien explicará después porqué no se eligen enfermeras. - Hablemos de Enfermería y COVID. Dentro de no mucho tiempo se cumplirá un año de tu discurso en el Congreso de los Diputados, del que nos hicimos eco en CODEM y compartimos. ¿Qué balance haces de este tiempo? ¿Se han tenido en cuenta tus demandas? ¿Siguen vigentes hoy tus palabras de aquel discurso o cambiarían en algo si tuvieras que comparecer hoy?
No cambiaría nada. Les diría a los políticos dónde han llevado mis palabras. Parecía que me escuchaban, pero no sé si los hechos dicen lo mismo.
La realidad es que seguimos con la falta de enfermeras en la toma de decisiones, me da igual en el Ministerio o en la Comunidades Autónomas, hay una falta de reconocimiento de su trabajo como planificadores o gestores de cuidados, no solo un reconocimiento simbólico como enfermeras clínicas.
La realidad: las enfermeras con los pacientes sí han sido reconocidas en su día a día, como siempre, pero la pregunta es ¿dónde han estado los enfermeros y las enfermeras participando para decir cómo cuidar en los equipos? La realidad: no han participado en la estrategia de los cuidados para la población, su aportación estratégica en el ámbito sociosanitario, véase la poca visibilidad del admirable trabajo en Baleares o en Asturias de nuestras colegas.
Seguimos sin reconocer el trabajo de los supervisores enfermeros de las unidades en la planificación, profesionales que han estado en las organizaciones saliendo de los hospitales de madrugada para que hubiese una organización adecuada de las unidades asistenciales, gestores comprometidos a los que no se les ha dado las gracias públicamente y unas organizaciones que no han dado valor al conocimiento experto y específico que aportan las enfermeras. ¿Dónde están mis palabras? Creía que las escucharían.
No estamos en la toma de decisiones, ni en las estrategias ministeriales, ni como expertos en las líneas de cuidados ámbito sociosanitario. No se cuenta con las enfermeras. Y de los diputados se escuchan ocurrencias y nadie se disculpa ante esa falta de rigor al declarar no sé qué nueva categoría.
Tenemos enfermeras especialistas y se habla de formación desligada del liderazgo enfermero por parte de políticos que no saben qué es un grado enfermero, demostrando absoluto desconocimiento de nuestras competencias y responsabilidades.
Hay profesionales cansados y estamos obligados a pensar en modelos organizativos diferentes que no llegan y mientras tanto los pacientes crónicos sin poder ser atendidos bien por su enfermera, la prevención sin hacerse que, por cierto, esto recordemos que lo hacen enfermeras, el niño sano sin llevarse a cabo; o el domicilio con goteras y las personas que cuidan sin apenas apoyo de las enfermeras comunitarias, dedicadas de manera reactiva al COVID sin poder aportar ideas para sus agendas.
Creo que procede evaluar y en esa evaluación también procede contar con enfermeras que son capaces de aportar mejoras y sostenibilidad. - Toda tu experiencia, junto con las de otras enfermeras con amplio bagaje en el ámbito del liderazgo y la gestión, se recogen en el libro ‘Liderazgo enfermero. Pinceladas de experiencia’, del que has sido directora y cuyo título ya es revelador. ¿Qué novedades aporta en ese ámbito?
Hemos intentado hacer un libro para los jóvenes líderes como nos plantea Nursing Now. Un volumen que intenta aproximar al lector a los elementos claves del buen hacer del líder y que para nosotros son esenciales a la hora de plantear liderazgo.
El libro es colaborativo, es decir líderes con diferentes maneras de pensar, con diferente experiencia, incluso diría ideología, han demostrado que los enfermeros cuando queremos somos capaces de construir juntos y de ser generosos con nuestra profesión.
Hemos intentado demostrar que eso de que entre las enfermeras somos unos envidiosos que no sabemos reconocernos ni respetamos es falso.
Nosotros hemos creado un equipo capaz de dar con generosidad y no pedir nada a cambio, todo para que los nuevos líderes puedan apoyarse en él porque contiene la experiencia y el conocimiento tácito de unos colegas más veteranos.
La novedad es que habla del liderazgo de manera sencilla, próxima para que el lector vea que ser líder está a su alcance.
Además, como enfermeras que siempre miran a la sociedad, es un libro solidario donde la generosidad de sus autores hace que los beneficios vayan para la Fundación un Banco de alimentos de Madrid, donde también hay una enfermera líder voluntaria jubilada.
¿Qué más podemos hacer y pedir? Enfermeras y enfermeros generosos como siempre. - Vuestro objetivo con el libro es “ayudar a aquellos enfermeros que quieran ejercer el liderazgo”. Iniciativas como la de este libro o la formación en liderazgo que tiene en marcha este Colegio, tratan de poner en valor esta faceta enfermera que hasta hace no mucho no se trabajaba. ¿Cómo crees que se presenta el futuro de la profesión en este sentido? ¿Qué más habilidades hay que trabajar o qué tienen que cambiar las enfermeras para romper los ‘techos de cristal’ de la profesión?
No hay una estrategia de visibilidad interna, el reconocimiento del buen hacer es el primer paso para romper el techo de cristal. No puede ser que no reconozcamos el buen hacer de nuestros profesionales, su orgullo de pertenencia, la orientación al logro. El valor de la investigación en cuidados o las organizaciones magnéticas que realmente quieren que sus profesionales crezcan y sean tenidos en cuenta.
Creer que hay servicios de cuidados y que nadie debería renunciar a tenerlos y que no podemos renunciar tampoco nosotros a su existencia en los servicios sanitarios y sociosanitarios y que no se pueden seguir sin asumir la responsabilidad que es nuestra. Y desde luego, cuando alguien piensa que sabe de cuidados profesionales sin contar con las enfermeras, eso es inadmisible porque supone engañar a los ciudadanos y eso no se debe dejar pasar.
Debemos estar donde se decide. Si no hay enfermeras, preguntar porqué no estamos.
Se publican leyes y no aparece la palabra enfermera, y no se pregunta al legislador porqué, igual lo ignora. Cuando solo se habla de personal de enfermería o personal médico y nadie dice al legislador que está equivocado, esto también tiene responsables.
Se nos niega el derecho a ser garantes de nuestros pacientes y con eso el derecho a participar en la deliberación, tal y como nos piden nuestros pacientes y nadie tienen nada que decir. Me sorprende.
Creo que debemos tener enfermeras cerca del legislador, cerca del ejecutivo o los cuidados enfermeros seguirán invisibles, en la trastienda del sistema. Y, lo peor, se les negarán a los ciudadanos que tienen derecho a ellos porque para eso han decidido tener enfermeras en la universidad, porque dan valor a los profesionales que les cuidan.
Hay que decirlo más claro, si no hay enfermeras planificando, organizando servicios de cuidados, o siendo proveedores de servicios innovadores ante la dependencia y el disconfort; algo irá mal para los ciudadanos, que perderán en su seguridad y la calidad de los servicios.
Gracias por pensar en mí para esta entrevista y por haceros eco del reconocimiento de la organización 'Women in Global Health' y de mi trabajo como líder enfermero en Madrid.
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